jueves, 6 de enero de 2011

La vivienda y alimentación en los indígenas de la región

Los indígenas de Atlixtac, del Valle de Tlaxomulco tenían rústicas viviendas diseminadas por el campo y situadas a un lado de las veredas de los caminos, siempre en torno de los ojos de agua naturales, que fácilmente se encontraban entre el terreno.
Se tiene idea de que el jacal de los indígenas prehispánicos un tanto similar en la región, estaba construido con paredes de adobe no muy altas y con techumbre de paja, que después fue sustituida por maderos y tejas. Había una sola y amplia habitación que tenía esteras, petates y algunos banquillos, con una mesa de madera para la cocina. En el siglo XVI ya se usaban los pretiles, que era un sitio en donde se colocaba un bracero y el carbón, un metate, una olla y el molcajete.
Usualmente utilizaban el fogón sobre el que colocaban un tenamaxtle, éste era un objeto triangular con tres patas entre las cuales se introducía la leña, para encenderla y cocinar los alimentos; en otros casos colocaban trozos de adobe, uno sobre otro, para dar un soporte al comal en el fogón.
Sobre sus utensilios de loza y de vasija, el padre Sahagún refiere que éstos los hacían de barro, que era amasado con pelos de los tallos de las espadañas; los cocas le llamaban tezocuitl y contlalli. De ese barro los indígenas elaboraban comales, escudillas, platos y todo tipo de loza necesaria para el hogar. (Ramírez, José, 1980; 30)
Los indígenas tenían loza de barro sin engretar, el uso de este procedimiento fue conocido hasta la llegada de los españoles. Al aplicar la greta, la vasija adquiría cierto brillo y le daba una mejor presentación, además se le cubrían los poros y podían ponerla directamente sobre el fuego, sin peligro de que la vasija se reventara.
Para comer, los indígenas se llevaban los alimentos a la boca con el auxilio de cucharas, que en un principio probablemente fueron de barro y después de madera. Comían dos veces al día, una comida la daban a media mañana y otra por la tarde. Por la noche, al cubrirse para dormir, usaban una manta o frazadilla.
Los indios cocas eran muy respetuosos en su conversación sobre todo con las personas mayores, les hablaban con términos reverenciales y eran muy afectuosos con los niños. Usaban mucho la aplicación del diminutivo en las palabras, por lo que eran expresivos y cariñosos en su comunicación con los demás. Su palabra principal de reverencia era tzin (Ramírez, José, 1980; 30)
Cuando los indígenas tenían fiesta eran muy espléndidos, elaboraban en grandes cantidades el pozole, los tamales, el atole blanco, el pinole y el chocolate. Guisaban los nopales, las verdolagas, la carne de las aves de corral y la de animales silvestres de la región: como el venado, el conejo y las huilotas. Preparaban tortillas de maíz amasadas en el metate y cocidas en el comal, acompañadas del chile de molcajete; era común saborear el elote cocido, sobre todo en la época que llamaban de aguas. Bebían el pulque, el tepache y el tejuino.
Cada casa tenía uno o varios perros y dos o tres gallinas con sus polluelos, por lo que el huevo no les faltaba en su alimentación. El gato era otro animal admitido en el interior del hogar.
De las urracas y de las guacamayas tomaban las plumas de colores con las que elaboraban vistosos penachos. Entre las aves que podían encontrase en la región, pueden citarse: tordos, grullas, ánsares, patos, cuervos, gavilanes, golondrinas, tórtolas, codornices, lechuzas, murciélagos, mochuelos, garzas, grullas, golondrinas, halcones, gorriones, cuitlacoches, cardenales, cencontlatole (cenzontle).
En el monte había: liebres, conejos, gatos monteses, lobos, coyotes, zorrillos, venados, tejones, armadillos.
En ríos, lagunas y aguas dulces se pescan: bagres, truchas, pescado blanco, mojarras, charales y otros peces.
De los animales nocivos al hombre había: alacranes, víboras de diferente tipo, como la de cascabel. De la mordedura de víbora se curaban chupando el veneno y escupiéndolo, pero el remedio más usado era comer el estiércol humano. De la picadura de alacranes sanaban quemando el lugar picado. Otros animales dañinos eran las hormigas arrieras, que en poco tiempo terminaban con las hojas de plantas y árboles. (Arregui, Domingo, 1984; 17-26)

Los indígenas de la región de la Nueva Galicia en su forma de vestir fueron descritos por Domingo Lázaro de Arregui, de la siguiente manera:


…Generalmente son de mediana estatura, morenos, a manera de gitanos y muy lampilos /…/ Son todos gente humilde y de poco ánimo y por extremo tímidos /…/ En el vestido como en todo lo demás, se parecen mucho los indios los unos a otros, y el que usan los de este reino es al modo de los de la Nueva España y el de las indias se diferencia solo en que los güipiles que allá traen son largos, acá son tan cortos que apenas pasan de la cintura y se llaman jolotones y son a modo de un costal cuadrado con un agujero grande por donde sacan la cabeza, y dos por donde sacan los brazos holgadamente, por donde medio tapan de la cintura arriba sin otra cosa que sirva de camisa ni otra cosa de vestido. Y las naguas que sirven de mantillas o saya que son como otro costal más ancho y largo que reburujado o fajado por la cintura, les sube hasta los pies /…/ Los cabellos se atan con cintas de algodón y lana donde la hay. Son naturalmente poco limpias y por maravilla barren sus casas. (De Arregui, Domingo, 1984; 1819)

Era costumbre entre los indígenas que un hombre tuviese varias mujeres por esposas, así que los frailes pasaron por muchas dificultades para convencerlos de que tomaran sólo una mujer para su matrimonio, conforme con los sagrados cánones de la iglesia cristiana.

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